viernes, 10 de febrero de 2017

Aun quiero vivir. (Proyecto Fenix)

Un día imagine la libertad,
un día, gracias a el,
de verdad fui libre...


Reconozco que aquel, en quien puse mis esperanzas, resulto ser alguien peor de lo que algún día llegue a imaginar. Dijo poder ayudarme a superar mi horrible pasado pero desde el día en que acepté su ayuda solo tuve una sola certeza, el día de mañana mi infierno personal será peor de lo que es hoy. 

Muchas veces pensé haber tocado fondo, pero él siempre cumplía sus promesas, siempre estaba junto a mí, solo que lo hacía únicamente para hacerme sufrir cada día mas, no tengo idea de cómo sobreviví a todo eso y honestamente eso ya no importa. Uno de los últimos días que estuve dentro de esa prisión recuerdo que yo me sentía bien, es decir, en ese momento me encontraba acostumbrada a todo ese dolor, estaba calmada y me gustaba pensar que todo seguirá así, sin embargo algo dentro de mi sabía que el día siguiente volvería a gritar con todas mis fuerzas, que intentaría salir corriendo y que lloraría al verlo de nuevo frente a mi, impidiéndome cualquier tipo de escape posible, viéndome fijamente a los ojos,  siempre inexpresivo, pero eso era un secreto que  guardaba celosamente de mi misma, hasta que el sufrimiento fuera inevitable, en él no cabía dolor, angustia, ni un poco de compasión, en verdad me confundía, no parecía disfrutar lo que me estaba haciendo, tampoco le molestaba, me hubiera gustado saber lo que pasaba por su mente, aunque presiento que aun así no lograría entenderlo por completo.

A la mañana siguiente sabía que la tortura empezaría pronto, sentía un poco de curiosidad acerca de los métodos que usaría, creo que en este punto podría haberme hecho lo que él quisiera y yo no hubiera puesto resistencia alguna, no tenía caso, no podía hacer nada ahí encerrada, estaba totalmente indefensa, ¿Me había rendido?, sí, hace mucho tiempo atrás lo había hecho, ahora entiendo que si gritaba, lloraba o intentaba luchar era solo por reflejo,  eso se supone que debía  de hacer, no creía que en verdad cambiaría algo de mi situación, a decir verdad me hubiera dado igual no hacer nada y dejar que todo pasara.

Ya era tarde y paso algo diferente, creí que ya se había aburrido de nuestra rutina diaria, decidió mostrarme fotografías de mi familia, estaban felices, festejaban en nuestra casa con muchos invitados y entre ellos, mi ex-novio, mis padres lo conocían bien y tambien supieron lo que el me hizo y aún así le daban la bienvenida y lo abrazaban como si nada hubiera pasado, no es que me importara mucho después de lo que había vivido hasta ese momento, lo que él me hizo era muy poco, el autodenominado "Sr. X", que a mi parecer siempre fue muy poco original al elegir nombres, me había mantenido cautiva sorprendiéndome cada día con una nueva forma de sufrimiento, en eso si puedo decir que era muy innovador, no creo que haya sido la primera vez que lo hacia.

-¿Como te sientes?- me preguntó.

Noté algo diferente en su voz, solo pude mirarlo, comenzaba a ser como el, inexpresiva, ¿que importaba ya lo que pasara?, ese día seria peor que el anterior pero no tanto como el siguiente, ¿que me podría haberme sorprendido ya?.

-Párate- me ordenó, yo obedecí de inmediato, es curioso, me ha tenido tanto tiempo aquí y puedo decir que el sexo no le importa, aunque si quisiera violarme ahora mismo debo decir que tampoco me importaría, ya pase esa experiencia con mi ex-novio y sus amigos, aunque fue horrible no fue tan malo como lo que el Sr. X era capaz de hacer, esa pandilla de chicos mimados podría aprender muchas cosas de él, si siguieran vivos, claro está. En ese momento me di cuenta que había empezado a pensar muchas cosas raras.

El Sr. X salio del cuarto para regresar inmediatamente con un cuchillo en la mano, algo bastante común en el pero ese día era diferente también traía con el un arma de fuego en la otra, esto me estremeció, lo vi a los ojos y el me miro por un instante, se paro frente a mi y dejo el cuchillo sobre la mesa, la ultima vez que lo usó, mi espalda no dejo de sangrar hasta que quede inconsciente, no se si por la perdida de sangre o por el dolor, lo siguiente que recuerdo es que estaba de nuevo en el mismo cuarto donde me mantenía presa, mis heridas estaban cerradas, no se cuanto tiempo paso entre esos dos eventos.

El Sr. X se alejo de la mesa para examinar su arma. Él una ves me lo explico, era una "Águila del desierto" sus balas no te perforan, si no pasan por ti llevándose grandes trozos de carne con ellas, en ese momento me di cuenta que el nunca me había herido de forma permanente, lo conocía lo suficiente para saber que esa arma no la usaría al menos que quisiera matar a alguien. Comencé a pensar que ya no habrá mañana para mi y siendo sincera, eso no es lo que esperaba, estuve tanto tiempo aquí con él, que llegue a pensar que así seria toda mi vida, no, nunca imagine que terminaría todo tan pronto. Definitivamente esto no es lo que yo quería, no deseaba morir así, mi corazón se acelero, empece a respirar muy rápido, en ese momento vi el cuchillo sobre la mesa, el estaba dándome la espalda, la puerta estaba abierta, yo no estaba para nada cansada, fue algo inusual pero supe que esa era mi oportunidad, momento de arriesgarlo todo y sin pensarlo demasiado, tome una decisión.

Tomé el cuchillo y me abalance contra el, su velocidad de reacción fue algo con lo que no contaba, pensé en cortar su cuello desde atrás pero él giró y se cubrió de mi improvisado ataque con el antebrazo, inmediatamente intente hacer mas daño con mi arma pero no tuve éxito, solo logre sacarlo de balance haciendo que cayera a piso, no dude en salir corriendo del cuarto sin nada mas que mi cuchillo y la esperanza de encontrar mas puertas abiertas y así fue. 

De pronto llegue a la puerta principal que, abierta de par en par, me permitió llegar al jardín de la enorme mansión. Seguí corriendo, pero antes de llegar a algún lado mas escuche un disparo, por el sonido del arma supe que no era el "Águila de desierto" mas bien oí un estruendo algo bajo y grave, mas como el que haría un arma de calibre 22 mm, de alguna manera él estaba peligrosamente cerca de tras de mi, la bala no me hirió pero si me percate de que el mi cuchillo había salido volando por los aires, cayendo lejos de mi, el Sr. X me alcanzo rápidamente, con su brazo izquierdo me tomo desde atrás del cuello mientras el derecho sostenía su pequeña arma apuntando a la cabeza.

-¿A donde vas?- preguntó.

De pronto todo aquello que estaba pasando de manera vertiginosa se convirtió en una película en cámara lenta, pude percibir el camino que recorría el gatillo al ser accionado, el barril del revolver estaba girando, ese era el final, estaba sometida, pero yo no quería morir, grite de desesperación, intente liberarme pero todo fue inútil, seguí peleando hasta el final sin lograr nada de pronto vi como su dedo sobre le gatillo llegaba al punto de no retorno y con el que seria mi ultimo aliento grite -¡No quiero morir!- el gatillo activo el martillo del revolver que seguía apuntándome, pero solo escuche un "clic", no tenia balas su arma, no pude evitar que las lagrimas rodaran por mi rostro al sentir que él me soltaba, caí de rodillas sobre el pasto, él se inclinó para dejar la pistola al lado mio, pude ver sus brazos los cuales no mostraban rastro de mi primer ataque el cual definitivamente lo había alcanzado, estaba confundida aún.

 -Lo sé, no quieres morir —afirmo el Sr. X— Habrá días mejores para perder la vida, te lo aseguro, pero hoy mi querida amiga, termina tu tortura, puedes irte o entrar de nuevo, te esperare en la sala principal, te prometo que no te haré mas daño— dijo con una voz diferente a la que estuve escuchando todos los día que me mantuvo cautiva, me recordó a la primera vez que el me ofreció ayuda, se oía de nuevo como en alguien en quien podía confiar ya que el en realidad nunca me había mentido.

Mire el arma a mi lado para luego verlo a los ojos, tenia una mirada que nunca había visto, parecía de alguna forma aliviado, él percibió mi duda al respecto ya que él me había dejado muy claro que nunca usaría una pistola solo para presumir o asustar a alguien, en ese momento como leyéndome la mente me dijo 

—Oh eso, sí, lo se, "las armas son para usarse, para matar" —Se citó a si mismo—. Has aprendido bien, sin embargo debes saber que no solo puedes matar gente con una pistola, en ocasiones... —Hizo una pequeña pausa como tratando de acomodar bien sus ideas— En ocasiones muy especiales, puede devolverle la vida a alguien con una de estas— 

Él se levantó y regreso a la mansión y yo no pude hacer mas que llorar incada en el césped, el portón principal se abrió dejándome elegir entre salir corriendo o regresar dentro con él, tal y como me lo había dicho, después de un rato de llanto, me levanté y no dude acerca de los que debía hacer...



DavidGAVEN666
Fragmento de "Proyecto Fénix"